Recetas que nos recuerdan cómo la comida nos conecta con nuestro patrimonio y entre nosotros.

Este año, queríamos hacer algo que acercara un poco más a casa el trabajo que hacemos en la cadena de frío. Por eso, nos pusimos en contacto con los miembros Lineage de toda nuestra red y les pedimos que compartieran las recetas más significativas para ellos, aquellas relacionadas con su infancia, con personas que echan de menos, con las fiestas y con los pequeños rituales que se convirtieron en tradiciones familiares.

Y había una razón detrás de ello. En Lineage, transportamos y protegemos los ingredientes que terminan en muchas de estas comidas. Antes de que una bolsa de harina llegue a la despensa de alguien o los productos frescos lleguen a una barbacoa de fin de semana, ya han pasado por nuestras manos.

Las recetas en sí mismas no eran solo instrucciones. Tenían un significado: los bollos que una madre horneaba en su memoria, un pastel que aparecía en cada cumpleaños, un plato que todo el mundo sabía que aparecería cada vez que se reuniera todo el grupo. Procedían de diferentes cocinas y diferentes historias, pero todas ellas compartían algo más profundo que la suma de sus partes. Transmitían un profundo sentido de cultura y herencia compartidas, transmitidas a través de cucharadas y cucharadas.

Esta campaña nos recordó algo muy sencillo: cada envío y cada palé en un almacén se convierte en una historia que contar para un hogar dispuesto a crear otro recuerdo.

Lo que descubrimos a medida que llegaban las recetas

Ninguno de estos platos fue elegido por su complejidad. Fueron elegidos porque son importantes.

La comida transmite historia de una forma que no necesita explicación. Cuando preparas algo tantas veces, se convierte en parte de cómo tu familia celebra las estaciones, las fiestas o incluso las tranquilas noches en casa.

Las historias que recibimos no hablaban de técnicas o presentaciones perfectas. Son recetas a las que la gente vuelve una y otra vez porque les hacen sentir como en casa y porque esperan que la próxima generación aprenda a prepararlas antes de seguir transmitiéndolas.

Muchos de los ingredientes que se utilizan para elaborar estos platos especiales —la fruta, las verduras, el marisco, los lácteos— pasan silenciosamente por la cadena de frío antes de que nadie empiece a cocinar.

Nos preocupamos por los alimentos que se convierten en la tradición de alguien, en la comida festiva de alguien o en el recuerdo de un ser querido para alguien. Nuestra función no es llamativa, pero es constante y respalda momentos que quizá nunca veamos, pero que son muy importantes.